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Sin alegría, pasión, entrega, fuerza, empuje, curiosidad y amor no hay vida. La vida es hoy no mañana. Ana María de la Cámara

Ana María de la Cámara para The Silver Bunch, por Marisa Iturbide

M. Cuéntame cómo es tu día a día.

A. Para mi fortuna mis días cambian. Depende de donde esté, la época del año y el trabajo que tenga que hacer. Justo es lo que más disfruto de cada mañana, regodearme en el paisaje que me rodea, decidir a qué le daré prioridad, y qué puedo hacer que tenga más impacto.

M. ¿Cómo ha cambiado tu concepción del tiempo a lo largo de tu vida?

A. Esta pregunta me ha llevado a una reflexión que comencé hace ya varios años. ¿Te acuerdas cuando tenías diez u once años? El año escolar era eterno, y las vacaciones escolares daban para mucho. Desde la piscina, el curso en el museo de antropología de la ciudad de México, jugar a policías y ladrones, y tal vez ir al cine.

Ahora el tiempo fluye a toda velocidad, parece que fue ayer que decidimos invertir en una casa de playa. Pero para mi sorpresa ya han pasado cuatro años. Imagínate la diferencia que te hacían cuatro años cuando tenías 11. Ves… eso es el cambio en la concepción del tiempo. En cuatro años pasas de niña a casi mujer, o apenas empiezas a amueblar a tu gusto una casa. Son dos velocidades diferentes.

M. ¿Te está sorprendiendo el futuro? ¿Cómo? ¿Por qué?

A. Espero que siempre me sorprenda el futuro. Si no hay sorpresa, no hay emoción, no hay expectativas, creo que no hay vida. Probablemente son dos cosas las que más me sorprenden, evidentemente la tecnología, pero se ha vuelto un lugar común. La otra gran sorpresa que me he llevado es el madurar. Y justamente esta época del Silver Bunch le dio la vuelta a la tuerca. Estamos en el máximo de nuestras capacidades cognitivas, ya que a lo que sabemos le agregamos la experiencia que hemos tenido, la capacidad para entender las motivaciones de otros, y el uso de las tecnologías para hacer más en menos tiempo que es el más valioso recurso que el ser humano tiene. Y voilà… el mejor cóctel para ver la vida con otros ojos.

M: “Tal como el movimiento va siendo siempre distinto en su ocurrir, así también el tiempo va siendo siempre distinto en su transcurrir.” Aristóteles. ¿Qué opinas?

A. Aristóteles lo escribió muy bien. Sí. El transcurrir del tiempo cambia con la edad.

M. ¿Cómo ves tu día a día en el futuro?

A. Cada vez más brillante. Las cosas que me interesan y apasionan han aumentado. El balance entre aprender y crear, y cuidar la salud mental y física, nutrir las relaciones, y divertirse cada día es más fácil. Y así veo el futuro, pleno y feliz.

M. ¿Cómo te has visto a ti misma en el pasado, cómo te ves ahora, cómo te ves en el futuro?

A. Me queda claro que he cambiado mucho con el tiempo. En el pasado debido a mi profesión siempre estuve en el último grito de la tecnología, pero algo cambió y me di cuenta de que lo que realmente me apasiona es la capacidad del ser humano de crecer y llegar a su máximo potencial. Así desde trabajar en la tecnología, por ser un trabajo, hasta realmente trabajar en tu misión profesional es quizás el mayor cambio entre mi pasado y mi presente. Para mi futuro veo seguir facilitando el camino para que otros lleguen a su máximo potencial. La otra cosa que ha cambiado es el tamaño de los problemas que resuelvo. Y a eso le llamo madurez. Y lo curioso de madurar es que si lo ves así, como la capacidad de resolver problemas, jamás dejas de madurar, jamás dejas de aprender.

M. ¿Cómo percibes que te ven los demás? ¿Qué no ven en ti que tú ves?

A. Esa es otra parte que da la madurez. Y así me lo han dicho un par de conocidos con lo que he tenido que interactuar en tiempos complicados: me describen como una profesional con mucha experiencia en diversos rubros. ¿Qué no ven en mí? He aprendido a responder con la verdad a pesar de lo dolorosa que sea, pero eso nunca evitará que el corazón se me haga de pollo por saber que otro está sintiendo dolor, ansiedad, enojo u otra emoción negativa, por lo que digo.

M. ¿Sientes que la sociedad te acoge o sientes que te margina?

A. Una de cosa interesante de vivir en México es el culto a la madre. Y por lo tanto todos asumen que por ser mujer eres madre. En ese sentido la sociedad te acoge, llegando al extremo de llamarte “madrecita o damita” (que por cierto ambos me sulfuran). Pero por el otro lado sí hay una marginación, bueno más que marginación, una discriminación por portar canas. Las mujeres en México envejecen muy rápido, a los 60 años ya no se mueven, no trabajan, no contribuyen. Me discriminan al pensar que no puedo realizar un montón de actividades físicas. No así en el caso de las profesionales, donde las canas dan experiencia. Y me ha ayudado mucho a encontrar retos profesionales cada vez más interesantes.

M. ¿Tienes un entorno familiar, social, profesional nutriente?

A. Sí. Es muy importante construirlo. Los espacios y entornos se construyen. No aparecen. Es responsabilidad de cada uno construir el mejor entorno posible en cada aspecto de la vida. Un entorno que también debemos cubrir es el espiritual (no religioso), donde se nutra el alma.

M. ¿Sientes que estás incluida en el mercado profesional?

A. Sí. Sigo en el mercado profesional. Me siguen buscando para tomar posiciones de tiempo completo. Pero he decido continuar con los proyectos de consultoría y de educación. Estos hacen más fácil equilibrar lo familiar, social, espiritual y físico.

M. ¿Te sientes sola?

A. No. No. Además de la pareja, los amigos y la familia, me tengo a mí misma y mis intereses. Después de espacios intensos de compartir con familia y amigos, para mí es muy importante encontrar espacios de soledad. Es donde encuentro la creatividad, y puedo estudiar.

M. ¿Has renunciado a tus sueños y deseos? ¿Por voluntad propia, inseguridad o condicionantes sociales?

A. No. He sido muy afortunada.

M. ¿Cuidas tu apariencia externa? ¿Qué opinas de los tratamientos de rejuvenecimiento? ¿Sigues la moda? ¿Quieres resultar atractiva?

A. Cuido mi apariencia externa. Tan vanidosamente como cuando era joven. Aunque he hecho concesiones después del COVID. Son cosas buenas que me dejó la pandemia. Ya no me pinto el pelo, y uso casi todos los días tenis (zapatillas de deporte). Adiós a los tacones. Sigo la moda, sobre todo lo que me acomoda, y las cremas antiarrugas son indispensables, siempre están en mi vida. Creo que la apariencia externa es resultado del bienestar interno. Por lo que el ejercicio y la buena alimentación son parte de mi tratamiento de rejuvenecimiento.

 M. ¿Cómo es tu actitud ante la vida y ante los demás? ¿Tienes alegría, pasión, fuerza?

A. Sin alegría, pasión, entrega, fuerza, empuje, curiosidad y amor no hay vida. La vida es hoy no mañana. Así que hoy es el mejor día para tener emociones positivas.

M. Somos mayores de 55 años y nos llaman la generación plateada, ¿te gusta esta forma de describirnos?

A. Me encanta. La plata es un metal precioso, brillante, dúctil, que sirve para muchísimas cosas. La generación plateada es así, brillante, que sabe hacer muchas cosas.

M. Escribe una frase o pensamiento, propio o de otro autor, que refleje el momento emocional que estás viviendo.

A. “El ser viviente tiene un solo propósito: llegar a su propia plenitud de ser, como un árbol llega a su plena floración, … o un pájaro a la belleza primaveral, o un tigre a su brillo.» – D. H. Lawrence

M. ¿Qué consejo te darías a ti misma?

A. Sería un consejo ya muy trillado. “No te tomes tan en serio”. Y su coralario “No te tomes la vida en serio, al fin al cabo no saldrás vivo de ella”.

 

Enero 2024

 

 

 

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