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No hay consejos, no hay opiniones, pero no me pidan que cante la vejez ni añore la juventud. Soy el que me estoy. Paco de Blas

De poco sirve, admitámoslo, empeñarse en la definición de juventud que cuadre mejor a la supervivencia del viejo reservando cualidades, como la prudencia o la sabiduría, en exclusiva para quien ya pasó la plenitud física. Si la visión debilitada, el oído corto, el pelo blanco y la carne flácida nada importan y solo el intelecto marca la calidad de la persona, apañados estamos, por mucho que insistamos los viejos en solo ser la edad donde reside el poder. Il trionfo del tempo e d il disinganno nos alcanza inevitablemente y por supuesto que siempre resulta más aconsejable lasciar la spina e coglier la rosa. Se mantiene la fe del corazón, pero el corazón…

Esa es la cuestión, el tiempo. Vivido como amenaza de un final fatalmente diferido es un horror ignorante. En general, ¿por qué decimos tiempo cuando todo parece indicar que lo significado es felicidad? ¿Quién, en su sano juicio, lamentaría que pasara tan deprisa la desgracia? Bien, ahí sí, tan esquiva puede mostrarse la felicidad a los veinte como a los cuarenta y admito también formulaciones del tipo, ¿qué importancia tiene la turgencia de tus músculos frente a la felicidad de tu espíritu?, pero la respuesta es variable, a veces la una es consecuencia de la otra y en ocasiones la otra impide la una, pero ya entramos en un terreno personal y, efectivamente, lo importante es saber manejar esa variable combinatoria en la vida de cada uno. No hay consejos, no hay opiniones, pero no me pidan que cante la vejez ni añore la juventud. Soy el que me estoy. Desde luego no son los años lo único que me queda por contar.

Paco de Blas

Febrero 2024

 

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