Marisa Iturbide para The Silver Bunch, por Amaia Valdemoros
A. 70 es un número especial. ¿Me equivoco? Dime qué significa para ti.
M. Sí, 70 es un número muy especial. No me impactó cumplir 60, tuve la certeza de tener mucho tiempo por delante; de hecho, cumplir años me ha gustado siempre. Pero, esta vez, los 70 me perturban porque me veo más cerca del final. Sé que el final es el que te toca y ya está, que no depende de un número, pero necesito tiempo – se va acortando – y aún tengo muchas cosas que sentir y hacer. No tengo miedo a morir, me produce tristeza dejar de vivir. Me asusta verme obligada a renunciar a mi autonomía, me humilla que otros tomen decisiones por mí. La dependencia me subleva, me enfada. Por eso, estoy haciendo todo lo posible para que mis 70 y más sean vigorosos, alegres y vitales. Creo que nunca me he sentido tan viva.
A. Cierra los ojos. Imagínate por un momento que vas caminando por la orilla del mar en una playa mexicana. Encuentras a una niña de unos 10 años jugando. Piensa qué le dirías, porque esa niña eres tú.
M. Veo a una niña de 10 años, incluso más pequeña, solitaria, imaginativa, alerta, sensible, reflexiva, compleja. La veo también a los 15 y a los 20, entre el saber y no lo que quiere, decidida a conseguirlo todo. A ella, a mí, aún nos cuesta aceptar que no se puede tener todo. La niña y yo nos seguimos rebelando.
A. Ahora dame la mano para adentrarnos en el Metaverso. Mira, allí están nuestros avatares. ¿Qué hace el tuyo?
M. Me gusta la tecnología, los avances, hacer y ver las cosas de otra manera, pero no soy capaz aún de visualizarme en el Metaverso. Soy de mirada a mirada, de piel a piel, no me concibo en este espacio, pero sabes bien que cuando llegue el momento estaré dentro experimentando y examinando mis acciones y reacciones, y las de todo y todos los que me rodean.
A. Ok, Marisa. Acabas de hacer un viaje desde tu presente hacia tu pasado y al futuro. Te doy las gracias por dejarme ver a través de tus ojos.
M. Soñaba con una vida de poemas y novelas, de aventuras y adrenalina, pero en mi naturaleza contradictoria se debate un espíritu libre y nómada con una necesidad casi física de maternidad, de arraigo, de raíces, de familia y de tribu. El deseo de libertad y el espíritu aventurero siguen ahí, controlados, y tendrán que seguir así, con pequeñas fugas y trasgresiones de vez en cuando porque cada vez será menor mi autonomía. El futuro lo quiero acompañada. Necesito, anhelo, una tribu. Alegre, desenfadada y vital.
A. Todo lo que me has contado, lo que viviste y vivirás converge en una cuestión: hoy eres una Silver. ¿Qué significa esta etiqueta para ti?
M. Tenemos la tendencia a pensar que todos están alineados con tus significados. Ser Silver significa muchas cosas, distintas para cada uno. Para mí, Silver es la manera más colorida de describir un tramo de la vida. Las personas somos homologadas, etiquetadas demográficamente y clasificadas – generación silenciosa, baby boomers, X, millennials, Z – ; pero opino que categorizar limita y mutila. No me gusta que me encasillen, creo que no le gusta a nadie. No quiero que me pongan etiquetas. Soy yo, con todo mi bagaje personal habitando la vida de una manera determinada, bastante alineada por cierto con la forma en que la habitaba a los 20 años.
Las encuestas que estamos realizando en The Silver Bunch desvelan las diferencias de autopercepción de personas categorizadas en el mismo colectivo. Algunas afirman que el paso del tiempo no ha variado sus gustos y costumbres y aceptan, a regañadientes, un futuro de inactividad y dependencia; otras, se van adaptando a sus circunstancias sin aspavientos ni reticencias y, un número reducido, en un acto de rebeldía, se resiste a refrenar la búsqueda de nuevos retos de vida, se aferra a su espíritu corsario y reivindica su participación en la sociedad y en la vida. Sin duda la salud y el cuidado son fundamentales en esta etapa, pero gobiernos, instituciones y empresas parecen no tener en cuenta el vigor de los Silver activos que se resisten a ser un estorbo, rechazan la alternativa de recluirse y demandan actividades, productos y servicios que satisfagan sus necesidades emocionales, sociales, profesionales y lúdicas.
A. ¿Y qué significa esa etiqueta para la sociedad? ¿La reconoce?
M. No sé a qué se asimila la palabra Silver, supongo que significa una cosa distinta para cada persona. Para algunas puede parecer un eufemismo, “no te gusta que te llamen vieja”. No son las palabras las que nos definen, estamos acostumbrados a vestir etiquetas muchas veces inadecuadas o claramente sesgadas. Pero si me llaman Silver quizá decida sacarme lustre. Cambia las palabras y cambiarás tu mundo.
A. El mercado, ¿está teniendo en cuenta la Silver Economy? ¿De qué forma (ya sea por acción u omisión)?
M. Fuiste tú, Amaia, la que habló de consumo de paliativos cuando reflexionamos sobre el mercado Silver. Yo lo llamaría también consumo condicionado. Tímidamente, el marketing y la publicidad empiezan a mostrar el estilo activo y desenfadado de una parte de la generación Silver, pero en general se sostiene la narrativa del envejecimiento como una etapa de deterioro, renuncia y resignación en la que lo fundamental no es vivir sino no morir. Claro que es importante tener al alcance productos y servicios que mejoren tu estado físico, pero es igualmente importante reactivar el estado emocional que te anima a ser partícipe de un mundo del que no quieres apearte sin haberlo exprimido al máximo. A los 60, a los 70, y a los 80 el camino aún puede estar en construcción.
A. Ok, ahora vayamos a un escenario más práctico. Desde tu condición de Silver: ¿Cómo quieres vivir?
M. Me gusta vivir en tribu, la necesito, es un reto y me estimula. Una tribu de amigos de siempre, de nuevos amigos, con los que hablar, intercambiar ideas, reírte, aprender, debatir, hacer planes. Cuando te haces mayor y eres autónoma puedes decidir quedarte en tu casa, pero es posible que te encuentres muy sola. A veces decides, o deciden por ti, que tu lugar está en una residencia en la que estarás bien atendido y en la que puedes ser feliz, o no. Pero es necesario contemplar otras opciones para que envejecer sea un proceso personal, emocional y social productivo, vigoroso, feliz. Yo sueño con un espacio de vida y aprendizaje activo, compartido, abierto y, sobre todo, alegre.
A. ¿Dónde? Describe el lugar y el entorno.
M. Me imagino viviendo en el campo, pero no lejos de una ciudad. Los ruralistas hablan de flujos pendulares: de la ciudad al campo y del campo a la ciudad. Sí, me gusta el campo, pero de vez en cuando quiero calzarme unos tacones para patear la ciudad, verme en los escaparates y a la gente que pasa; y volver a mi casa cansada y satisfecha. Me imagino viviendo en una casa grande, con mi tribu, un huerto, caminos para andar, un río, animales, música, cuadernos, lápices, lienzos y cajas de pinturas. Y me gustaría quedarme en Navarra.
A. ¿Rodeada de qué tipo de perfiles de personas?
M. Me veo rodeada de personas alegres, vitales, juguetonas, transgresoras, gente a la que no preocupe lo que dicen los demás ni la edad que tienen porque mantienen las ganas de vivir, de reír, de amar. No es necesario un perfil profesional determinado: artistas, orfebres, artesanos, filósofos, maestros, empresarios; nos nutriremos unos de otros y compartiremos con el exterior el resultado de nuestros intercambios de experiencias, conocimientos y aprendizajes. Los Silver tenemos aún mucho que aportar a la sociedad.
A. ¿Cómo vistes o quieres vestir?
M. La mayoría de las veces me visto de negro, es un color que me da seguridad, me protege, como si me fundiera con el paisaje. El negro me ha acompañado siempre pero cuando liberé las canas, empecé a utilizar el blanco. Me gusta probar cualquier color de cuello para abajo, pero me resisto a poner color en los labios o en las gafas. Me encanta la moda y la sigo, sobre todo en mujeres de mi edad, y mayores que aciertan con unos estilismos maravillosos muy bien elaborados. No es fácil llevar la combinación de colores, combinar alta costura y moda low cost; es un arte del que quiero aprender. Mi intención es llenar de color esta década prodigiosa que inicio en 2023.
A. ¿De qué forma cultivarás tu parte más espiritual y menos mundana?
M. La he cultivado siempre; me siento conectada a las personas y a la naturaleza. Paseo mucho por el campo y me produce un maravilloso sentimiento de pertenencia, como si me fundiera con el cielo, los árboles, los campos, el aire, las nubes, el sol. No soy religiosa, no sigo rituales ni acudo a espacios de oración; me conmueve la belleza y energía que me rodea, que no muere, que se transforma como espero hacerlo yo. Si existe la reencarnación me escabulliré; no tengo interés en resurgir. Pero sí espero que algo de la energía que genero permanezca de alguna forma en otras personas, y eso es bastante espiritual, ¿o es New Age?
A. Después de todos estos detalles. ¿Encuentras los recursos para crear tu vida de la forma que quieres? ¿Tenemos un entorno que facilite precisamente eso?
M. Creo que sí. Vivo libre, ajena a lo que opinan los demás. Me importa solo la opinión de las personas que quiero, esa gente a la que también le importo. No tomo en cuenta a los que no parecen comprenderme porque entiendo que cada uno percibe al otro según sus propios filtros. No pretendo gustar a todo el mundo. Tengo los recursos emocionales, mentales, intelectuales, físicos en este momento para vivir como deseo. Me gustaría moverme más, viajar más, descubrir cosas nuevas; no tengo suficiente con una vida. ¿El entorno facilita que vivas como quieres vivir? Depende de ti, de tus deseos, de tu tenacidad, vehemencia la llama uno de mis amigos. Si decides no someterte al criterio, a las limitaciones que te quieren imponer los demás, eres el dueño de tu vida. Siempre hay condicionantes, los que te marcas tú misma. Yo tengo condicionantes porque no quiero inquietar a la gente que me quiere. Me gustaría descubrir nuevos lugares, me instalaría en ellos para conocerlos bien; me embarcaría en un velero para hacer la travesía de mi vida; estudiaría más, reiría más, amaría más. Hay muchas experiencias que ansío vivir, y aunque mi deseo es infinito el tiempo no lo es. La libertad es una de las batallas de mi vida y he ganado algunas, conquistas por las que siempre se paga un peaje.
A. Vale, ahora te voy a decir dos palabras. Sé que son importantes para ti y me gustaría saber de qué forma están latiendo en tu interior: Argi Komuna.
M. Volvemos al tema tribal. Argi Komuna, un espacio de convivencia entre personas afines: seniors ansiosos de seguir aprendiendo, y juniors que quieran aprender e innovar. Un coliving en el que se produzca un intercambio de vivencias, de conocimientos, de experiencias, de descubrimientos, en el que se impartan charlas, conferencias y talleres, un laboratorio y un escaparate de la capacidad regenerativa de la cooperación intergeneracional. Argi Komuna, una opción de vida para Silvers que no renuncian, que quieren compartir lo aprendido y seguir aprendiendo de personas más jóvenes con nuevas ideas, nuevas tecnologías y propuestas. Un espacio para la creación y la innovación cruzada. Una alternativa para mantener activo, feliz y acompañado a un número cada vez mayor de Silvers que no están dispuestos a ser apartados y reivindican un espacio activo en la sociedad.
A. Vamos con la transferencia del conocimiento. Sé que te parece vital en todas las etapas de la vida y, por supuesto, en la etapa plateada. ¿Cómo sería ese “trasvase” ideal? Dame contexto.
M. La transferencia de conocimiento debe producirse en todas las etapas de la vida y hay que encontrar las fórmulas que permitan que ese trasvase se produzca también en la etapa Silver. En este sentido, Argi Komuna ofrece el contexto y las condiciones para que se regenere y fluya.
A. Vamos a hablar un poco sobre la alegría, la diversión, el disfrute… ¡Qué importante es sentirse bien! Pero ¿es un lujo? A veces parece que haya que pedir permiso… ¿les pasa a los Silvers?
M. Joie de vivre. Es un legado que cultivo cada día de mi vida y para el que edifico contextos, escenarios y proyectos. La alegría de vivir depende en gran medida de nuestro estado físico, mental y emocional, pero el contexto también es determinante. El paso del tiempo no impacta por igual a todos, a veces te sientes un extraño ante ti mismo y entre tu gente y tomas la decisión de hacer las maletas (tengas la edad que tengas) y trasladarte a otro entorno donde te permitas y te permitan ser feliz. O intentas hacer un esfuerzo para, dentro de lo posible, no permitir que tu felicidad, tu disfrute y tu alegría la condicionen los demás. Es una situación compleja porque los Silver estamos condicionados por los estereotipos sociales: toca tener un aspecto, mentalidad y actividad estipulados. Honrar la vida es ser, pensar, actuar y vivir como quieres, como te da la gana, tengas la edad que tengas. Sin pedir permiso.
A. Cuando pienso en ti te imagino siempre con Teka, con un libro y cerca de algún dispositivo tecnológico. Afectividad (también humano/humano), cultura y tecnología. Me da la sensación de que a veces los Silvers se sienten fuera de juego porque les han dicho y les han hecho creer que “ya no les toca”. ¿Qué opinas?
M. Teka me hace feliz, es lista, ágil, intuitiva, rebelde; es tozuda y me encanta que sea así. Cariñosa pero no empalagosa. Me acompaña siempre. Siento que me quiere. Necesito que me quieran, lo he necesitado toda la vida. Me cuesta mucho cuando busco el afecto de alguien y no lo recibo, lo paso muy mal. ¿Si soy culta? Probablemente no, tengo una curiosidad insaciable. Me gusta escarbar y aprender. Me gustan los libros, su olor y su tacto. Algún día terminaré de escribir mi novela. Me emociona la poesía. ¿La tecnología? Me apasiona. Creo que amplifica enormemente nuestra vida, siempre y cuando sepamos seguir viviendo de «este lado»; a veces no es fácil. Si los Silver se sienten fuera de juego es quizá porque han renunciado a la curiosidad, eso que te permite estar al día, conocer y vivir la realidad de tus tiempos. Hay personas que piensan que no necesitan la tecnología, no quieren cambios ni planes y son perfectamente felices viendo pasar la vida. Pero la gente de mi edad si no está al día es porque no le ha interesado.
A. Hemos comenzado con un viaje en el tiempo (¡nos gusta soñar en grande!), viajemos ahora de forma diferente. Háblame sobre el turismo regenerativo y el papel que desempeña la generación Silver en él.
M. En 2016 empezamos a diseñar los primeros trazos de un proyecto turístico: la recuperación de un camino de peregrinación olvidado que atraviesa cinco comunidades y más de noventa municipios. El Camino de la Vera Cruz es una vía idónea para conectar personas y culturas, impulsar el entendimiento y la cooperación social y territorial; un camino inexplorado, salvaje, atractivo con una mirada en femenino que abraza valores como la osadía, el arraigo, la protección. Su esencia es el autocuidado, el cuidado del entorno y de los demás, una experiencia cuyo objetivo es la renovación física, mental, emocional y espiritual, una regeneración que repercute en el destino. El bagaje de conocimientos, el deseo de contribuir y cooperar, y que finalmente somos dueños de nuestro tiempo, encuentran sentido y destino en el Camino. La generación Silver es un intérprete esencial del turismo regenerativo.
A. Para terminar vamos a ponernos un poco tradicionales: pide un deseo, el que tú quieras. Hazlo con fuerza y deja constancia en esta entrevista. Se cumplirá.
M. Deseo, sobre todo, frescura, serenidad, garra y lucidez para ser feliz hasta el último momento.
Enero 2023

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